Mujeres en el trabajo

Ya en la primera parte de este libro las mujeres entrevistadas nos nombran a otras que se dedicaban a todo tipo de trabajos. A algunas las entrevistamos por el oficio al que se habían dedicado, pero a la mayoría por ser mujeres del pueblo, todas trabajadoras dentro o fuera de casa. Algunos de los trabajos que ejercieron estas mujeres ya no existen, pero fueron relevantes a comienzos del siglo XX.
BORDADORAS

Daniela. Algunas mujeres iban a su casa a aprender a bordar a mano y a máquina.

Virtudes. Vivía en las “Casicas” de Hellín (Navarro Santafé), dos casas antes de llegar a la calle José Mª Soler. Enseñó a muchas mujeres a bordar a mano y a máquina. Bordaba en oro.

Gloria y Luz Estevan Fernández (hermanas). Su madre Pilar también era comadrona. (Ver Entrevista de Paquita Estevan, hija de Luz)

Dña. Micaela.

Vicenta Berbegal Francés. Era una de las comadronas de la beneficencia municipal. Fue nombrada comadrona por el Ayuntamiento de Villena el 10 de septiembre de 1927

Suelen llevar siempre el artículo delante cuando se les nombra. Nosotras las vamos a enumerar tal cual se nombraban para ser fieles a la época. Algunas tienen una aclaración del motivo del que derivaba el apodo. Hay en nuestra investigación otros apodos en los que esta aclaración no aparece, porque no nos llegó la información necesaria.

  • La Caldosa. Mujer indigente que llevaba muletas. Cuando tenía sueño abría una casa y detrás de la puerta descansaba.
  • La Cantaora: porque su marido era cantaor y tocaba la guitarra.
  • La Cardaora: trabajaba en el campo.
  • La Caruja: tenía un horno.
  • La Coneja: tenía mucha descendencia.
  • La Curandera: tenía “gracia”.
  • Las Gallas: eran pequeñas y peleonas.
  • La Guapa: porque era muy fea.
  • Josefica: mujer con discapacidad conocida y querida en el pueblo por su simpatía.
  • La Mahoma: porque era muy grande.
  • La Manota: porque tenía las manos grandes.
  • La Maña: tenía un novio que era maño.
  • María la Valenciana: ayudaba en los partos en la pedanía Las Virtudes
  • Las Menuderas: no eran muy altas.
  • La Misina: era encaladora.
  • La Pava: estaba un poco despistada.
  • La Pechanguila: porque su padre cogió un águila.
  • La Piocha: pulimentadora de muebles.
  • Ratica Sabia: porque era muy lista.
  • La Sartenilla: porque sus padres hacían sartenes.
  • La Tía Pipa: se decía que tenía 22 criaturas y vio casar a 17.
  • La Torera: le gustaban mucho los toros.
  • Virtudicas: también muy conocida en el pueblo.
  • La Viva: nació en la guerra y su madre no la quiso bautizar.
  • La Zapatones: porque tenía los pies grandes.
  • La Zorra: se metía en los asuntos de los demás.

Águeda Hernández Amorós. Nace en Villena el 5 de enero de 1893 en el seno de una familia cristiana. Sus padres fueron José María Hernández Amorós e Isabel Amorós Menor. Era la mayor de ocho hermanos. Su padre tenía una fábrica de alcohol y la casa familiar estaba situada dónde actualmente hay una farmacia en la plaza que lleva su nombre. Con 25 años ingresó en el noviciado de las Carmelitas de la Caridad de Vic en Barcelona el 27 de noviembre de 1918. Quienes la conocieron la recuerdan como “viva, alegre, de atractiva presencia y simpatía arrolladora”. Dedicó su vida a la educación de niñas y jóvenes formándolas en los valores del amor y la solidaridad, la verdad y la libertad, la familia y la amistad.   La asesinaron en el Saler junto con 24 religiosas más, cuando amanecía el 19 de agosto de 1936. Juan Pablo II la canonizó.

Ana Marín. Fue profesora del conservatorio de música de Murcia.

Ángeles Ramírez Díaz. Educadora de las mujeres villenenses desde 1931 hasta 1960, año en el que por razones familiares tuvo que desplazarse a Murcia. Fue la primera directora del Colegio Público “Joaquín Mª López”, llamadas “Escuelas Nuevas”. De allí pasó a una escuela unitaria de niñas en la plaza de las Malvas donde estuvo hasta que se trasladó a Murcia (López Hurtado, 2010, p. 177).

Cruz Figueroa y PérezSegún consta en los documentos del archivo del Colegio Público Ruperto Chapí fue su directora, como se ve en las fichas de admisión de la Junta Local de Instrucción Pública y el libro de Matrícula, y Asistencia Diaria durante los años 1909 a 1912.

Dña. María. Era una monja de la escuela de Las Cruces y cuando se destruyó, abrió un colegio en la avenida de La Constitución (izquierda), antes de llegar a los Salesianos.

Elena Cebrián ArgandoñaDirectora de las escuelas que más tarde se llamarían Ruperto Chapí, según consta en documentos del archivo de dicho colegio. Estos documentos son el boletín de inspección, y las solicitudes que la Junta Local de Instrucción Pública dirigía a la directora para la admisión de niños y niñas. Hay documentos desde el 25 de noviembre de 1920, hasta el curso 1935-36 de la dirección del centro por esta maestra. Doña María Jimeno Laguna fue nombrada directora el 3 de junio de 1933, habiendo cesado como directora Clara Teruel Pérez el mismo día. Suponemos que sería una baja de Dña. Elena lo que hizo que estas la sustituyeran continuando después ella en la dirección. En los años 60 seguía en su clase de niñas en la calle Trinidad n.º 1.

Laura Fernández Oliveros. Era maestra en el rincón de la plaza de las Malvas. Allí con las niñas pintaba al óleo en tela y con polvos de la ropa. Hacían cojines en tela de terciopelo previamente pintada.

M.ª Belén Portillo Cardona. Maestra que ejerció en Villena y obtuvo en la Universidad de Valencia el Doctorado en Filosofía y Letras con la tesis que lleva por título: “Santiago de Villena y el gótico. Reyes Católicos en el Sudeste español”. Con una sólida argumentación establece que nuestro bellísimo templo es el arquetipo de todos los edificios regionales, que tienen como nota distintiva el empleo de la columna torsa de perfil agudo.

M.ª Carmen Calvo Soler: nacida en Villena en el año 1936. Estudió bachillerato de 1946 a 1953 en la Academia Joaquín María López de Villena. Fue Primer Premio Nacional del concurso para estudiantes universitarios españoles de Filología Francesa convocado por la Embajada de Francia en 1958. Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Salamanca en 1958. Trabajó como profesora auxiliar de lengua española (lectora de español) nombrada por el Ministerio de Educación Español en el Lycèe de Jeunes Filles de Versailles en el curso 1958-59 y en l´Ecole Normale d´Institutrices de Caen (Normandía) en los cursos 1959-60 y 1960-61. Escribió en la Revista Villena 1961, un artículo sobre “Un inglés en las fiestas”. Fue profesora agregada de Bachillerato por oposición en el instituto de la Laguna de Tenerife durante 6 cursos escolares y en el Instituto Zorrilla de Valladolid hasta 1975, año que obtuvo la cátedra de francés del Instituto Delicias de Valladolid. Más tarde fue al instituto Núñez de Arce de la misma ciudad, dónde continuó ejerciendo su docencia hasta el año 1997 año que pidió la jubilación anticipada voluntaria cesando en su cargo de catedrática de francés.

María Gosálbez Sánchez. El día 16 de abril de 1989 un numeroso grupo de antiguas alumnas de esta maestra que ejerció el magisterio en la Escuela Unitaria de Niñas n.º 1 de la Tercia, desde 1945 hasta 1961, le ofrecieron un emotivo homenaje, destacando de ella que era una mujer carismática, polifacética, extraordinaria, cuya labor artesanal e ingente en la educación merece un reconocimiento … Estaba dedicada por entero a la docencia, siendo pionera en el proceso educativo en el sentido más amplio del término: cultura, trabajo, formación, responsabilidad, respeto hacia los demás…, estas son algunas de las opiniones que dejaron escritas en el artículo del cual sale esta información (Pérez Vidal, 1989). Fue homenajeada en 2016 en un acto que se celebró en la Casa de la Cultura y se le concedió tener el nombre de una calle junto a la plaza de la Tercia.

María Gracia Blasco. Según consta en los documentos del archivo del Colegio Público Ruperto Chapí fue su directora, según fichas de admisión de la Junta Local de Instrucción Pública, de los años 1915 a 1919.

Matilde Prat. Según consta en los documentos del archivo del Colegio Público Ruperto Chapí fue su directora, según fichas de admisión de la Junta Local de Instrucción Pública a la dirección desde los años 1912, hasta febrero de 1915.

Rosa Cortezón Ibáñez. Antes de la guerra fue maestra en el colegio de Biar y cuando comenzó la contienda su domicilio lo pasó a Villena en la C/ Blasco, n.º 22 y tenía 22 años. Dio clase durante la Guerra en la Sede de la CNT y del Grupo Escolar Mixto nº 3 César Lombardía situado en el Colegio de las HH Carmelitas (calle Ramón y Cajal) (López Hurtado, 2010, pp. 97 y 260).

También en el periodo de tiempo que estamos estudiando hubo algunas mujeres en Villena que destacaron porque fueron ellas quienes tuvieron que llevar las tierras, las bodegas y sus propias haciendas. Son dignas de admiración.

Josefa Amorós Hernández, María Avial y Peña y Virtudes Hernández Bellod. Es la industria relacionada con el vino, junto a la de la madera y el calzado las que marcarán el final del s. XIX y el comienzo del XX en Villena. Cabe destacar que en la Matrícula Industrial de elaboración propia de vinos de 1929 a 1936, Antonio Martínez Puche en su libro “Villena, industrialización y cambio social (1780- 1940)”, nos muestra la tabla con la producción. Destaca en primer lugar, en cuanto a litros producidos, una mujer fabricante que producía el máximo de litros (104.000 litros de un total de 626.747) que se elaboraban en Villena. Esta mujer mantuvo constante la productividad, junto con otras mujeres propietarias, a pesar de la crisis generalizada en este sector. Otro ejemplo sería fijarnos en 1932, en el que, entre Josefa Amorós Hernández, Virtudes Hernández Bellod y María Avial y Peña produjeron juntas 131.000 litros de vino de un total de 350.747 litros que se produjeron en Villena (Martínez Puche, 1998).

Doña María Avial Peñas. Vizcondesa de Alcira y popularmente conocida como la condesa de La Colonia de Santa Eulalia. Esta mujer no era natural de Villena, pero consideramos incluirla por haber vivido parte de su vida en la Colonia de Santa Eulalia, pedanía perteneciente a Villena, compartida con Sax y que cambió totalmente su aspecto desde que esta mujer llegó allí.

Doña María era hija de un rico indiano de Cuba que la dotó con 18 millones de pesetas cuando se casó (uno por cada uno de los años que tenía) con Don Mariano de Bertodano y Roncalí, Vizconde de Alcira e ingeniero agrónomo. La pareja aportó el dinero necesario para emprender el proyecto de la Colonia Agrícola de Santa Eulalia en 1898, sobre unas tierras que eran propiedad desde comienzos del siglo XIX de Don Antonio de Padua Saavedra y Rodríguez de Guerra, X Conde de la Alcudia y que se llamaban los “Prados de Santa Eulalia” bajo el ideario del “Socialismo utópico”. La razón social de dicha empresa se llamó “Saavedra y Bertodano” y quien figuraba como gerente era el Conde de Alcudia.

Posteriores desavenencias conyugales dieron al traste con la sociedad, liquidando Don Mariano Bertodano su participación en el negocio hacia 1910, quedando su esposa junto con el Conde, en una compañía amorosa que durará hasta la muerte de éste, el 13 de enero de 1925, y da comienzo la decadencia de la Colonia. La colonia agrícola que se construyó estaba acogida a la Ley de 1868. La empresa que se formó tenía como fin el cultivo, recolección y posterior elaboración de los productos agrícolas cosechados en las tierras de la finca y comercializados a través del ferrocarril. Para llevarlo a cabo se formó un pequeño caserío de una veintena de casas para los colonos, un palacio modernista, un casino, un pequeño teatro, un cine, una tienda, una hospedería, la administración de correos y telégrafos, rodeándolo todo con jardines, estanques, fuentes, estatuas… actualizaron la explotación agrícola de vides, olivos y almendros… se instalaron industrias encargadas de la transformación de los productos obtenidos (molinos, almazaras, fábrica de harinas y de alcoholes, bodegas,… ), almacenes, caminos y plazas, una estación de tren, restauraron la ermita medieval que ya existía, etc.

En el censo de Sax correspondiente a 1902, 1905 y 1906 figuran como vecinos los dos socios y María junto con los hijos de las dos parejas. En el de 1908 el Sr. Bertodano ya no figura y en el de 1930 y 1935 aparece ella sola como vecina, lo que da a entender que era ella quien gestionaba toda la hacienda de la Colonia de Santa Eulalia Se cuenta que la condesa malgastó todo su dinero jugando y un día el “administrador” de la Colonia tuvo que ayudarla a “escapar”. Cuando hoy día nos acercamos por la Colonia todavía podemos ver lo que queda de aquella gran obra modernista que comenzó a construirse a finales del s. XIX y comienzos de XX en la partida rural llamada “Los Prados” y que debió ser como “un paraíso en pequeño”.

Virtudes Céspedes Ayuso, “Historia de una madre coraje”. Nació el 12 de noviembre de 1889. Sus padres eran agricultores como la mayoría de la sociedad de Villena de aquella época. Su infancia y su juventud las pasó ayudando en las duras tareas de la casa y del campo, sin tener tiempo apenas de recibir una mínima educación. Conoció a Francisco Amorós Hernández, durante las obras del nuevo cauce del río Vinalopó, con el que se casó. De esta unión nacieron 8 criaturas de las cuales dos fallecieron.

El joven matrimonio comenzó trabajando las tierras de la casa Galeno, en Las Virtudes y en la casa Los Hernández en la zona del Puerto. Con el fruto de su trabajo adquieren en propiedad la “Casa Cubero” en la Laguna. Al poco tiempo fallece Francisco quedándose Virtudes sola con ocho hijos: Bartolomé, Francisco, Pedro, José, María, Rogelio, Celia y Juan. Durante toda su vida Virtudes vistió de negro en señal de duelo.

La guerra civil hace todavía más complicada su situación, al ser llamados al frente cinco de sus hijos. Muy duros tuvieron que ser aquellos años para Virtudes entre el dolor de la ausencia de sus vástagos y la escasez de recursos debido a la terrible contienda. Cuando acabó la guerra continuó toda la familia con las tareas agrícolas. Con los escasos beneficios que el campo les brinda, adquieren una vivienda en la calle Blasco que les serviría como residencia temporal en caso de alguna enfermedad, alumbramiento y en las fiestas patronales. Además de sus hijas e hijos, Virtudes acogió a dos jóvenes, Antonio Puche Palao de 14 años y a Cristóbal Marcos Díaz de 21 años, los cuales habían perdido a sus padres, cuidándolos como a cualquiera de su propia descendencia. Va creciendo la prole y compran otra finca contigua, “Las oliveras”, otra vivienda en la calle Menéndez Pelayo y la finca de la “Casa Plaza” junto al término de Yecla. El caso de Virtudes es un ejemplo de superación, de cómo una mujer, aparentemente débil, ya que físicamente su cuerpo era menudo, escondía un gran carácter que la hacía vencer todas las adversidades.

Virtudes falleció el 7 de mayo de 1974, a los 88 años, habiendo repartido en vida las tierras del Pinar, el Olmillo, el Puerto, la Laguna, la casa Plaza, así como los edificios y demás bienes conseguidos a lo largo de toda una vida, para que sus hijos continuaran con la labor por ella emprendida. Hoy muchos de sus descendientes siguen cultivando aquellas tierras que con tanto sudor adquirió su antecesora o poseen prósperos negocios fruto de ese espíritu emprendedor heredado de la familia.

Virtudes no destacó en el campo de las artes, las ciencias, las letras, … y sin apenas saber leer y escribir contribuyó con su esfuerzo y sacrificio al progreso de nuestra sociedad (Hernández, 2007).

Lola Esquembre. Primera locutora de Radio Villena.

 

Adela Rodes. Dedicada también a la sanidad, fue enfermera en Alicante.

Amparo Rodes. Hermana de la anterior, ha sido ginecóloga en Valencia.

Lo realizaban mujeres que casi todo el pueblo conocía, bien por su nombre o por el apodo que llevaba.

La Datilera. Vendía dátiles en el Mercado Municipal.

Encarna La Curandera. Tenía un supermercado en la placeta de Biar. Curaba poniéndote las manos en la cabeza y ella se ponía muy roja.

Isabelica La Bodegueta. Era vidente. Trataba a través de las fotos, pero antes de verla ya te contaba lo que te pasaba. Te daba la mano y entraba en trance. La mano te la dejaba muy mal. Acabó sus días con el síndrome de Diógenes.

Luz La Marañona. Se dedicaba a coser y a zurcir. Vivía en la Casa de Socorro en la calle Ferriz, (anterior Subinstituto Provincial de Higiene) con su marido. En ese sitio pesaban a las criaturas pequeñas y les ponían las vacunas. Había un médico y una enfermera, y todo era gratis. Siempre había alguien para los primeros auxilios de día y de noche.

Malena. Cuentan nuestros mayores que en los alrededores de la Virgen por los primeros años del siglo pasado apareció en Villena una mujer misteriosa con porte elegante que caminaba con hidalguía. Su nombre era Malena. No se saben sus apellidos ni de dónde procedía. Su independencia era total. Estuvo viviendo por aquí varios años y se consideraba una artista pues por unas monedas cantaba acompañada de unos simples trozos de cerámica. Vivía en una cueva que hoy se conoce con el nombre de Malena, bajo del yacimiento arqueológico de Terlinques. José Mª Soler recuerda en sus viajes con el Chicharra, que de vez en cuando divisaba una silueta en el horizonte de Terlinques, y ella se quedaba fija mirando pasar el tren como si fuese la primera vez que lo veía. Sus ropas vencidas por el viento le recordaban una de las míticas figuras griegas. Igual que vino se fue, dejó en la tierra su nombre y en las personas el recuerdo de sus canciones

María La Yeclana. Vendía verdura en la plaza.

Paca La Pastelera. Vivía en la calle el Arco en el ensanche que hace la calle antes del último tramo de escaleras. Llevaba muletas. Fue la musa de Luis García que tenía una academia de pintura en Villena. Las personas que asistían a esta academia ya de mayores la recordaban.

Las Saetas y Las Misinas. Eran encaladoras.

Salvadora La Tuerta. Era madre e hija. Vendían tierra de arenisca por la calle para limpiar los cubiertos de alpaca.

La Tana. Vendía ranas peladas para hacer sopa y limones. Decía: – ¡A la buena limonera, cuanto más vendo menos me queda! También vendía caracoles.

Teresa La Mendorra o la de los churros. Vendía churros por la mañana y bambas por la tarde, con una gran cesta. Los lunes daba 3 bambas por un real.

Trini La Republicana y su madre Juana. Vendían vino en una bodega de la calle Baja.

Virtudes La Santera. Vivía también a la derecha de la calle del Arco, con un hermano y con su madre. Ella tenía varios baúles llenos de ropa muy antigua. Cogía la escoba y barría toda la Corredera y cuando acababa entre todos los establecimientos le daban algo de dinero.